jueves, 16 de febrero de 2012

El triple de Solozábal

Barcelona 81 - Real Madrid 83. Ese es el tanteo que señala el marcador del pabellón de Valladolid a falta de 12 segundos para el final. El balón está en las manos de Epi, que debe sacar de banda desde mitad de la cancha. La bola llega a las manos de Nacho Solozábal (doce segundos), que atraviesa botando la línea del centro de la cancha, ante la atenta vigilancia de Jou Llorente. Solozábal pasa a Jiménez (nueve segundos), que se encuentra, de espaldas a la canasta, a la altura de la línea de 6,25. El alero barcelonista se gira, enfrenta el aro sin llegar a amenazar con el tiro y pasa la pelota a Chicho Sibilio (seis segundos), que intenta infructuosamente encontrar posición de lanzamiento con Fernando Martín y Wendell Alexis pegados a su cuerpo como dos ventosas. Sibilio se deshace del ferreo marcaje, bota dos veces (cinco segundos), ve a Solozábal (cuatro segundos) a su derecha libre de marca y le envía el balón. El base del Barça recibe (tres segundos) y se levanta desde la línea de tres puntos (dos segundos) mientras Llorente llega una décima de segundo tarde para entorpecer el lanzamiento. El balón vuela (un segundo)...

La final de la Copa del Rey de la temporada 1987/88, disputada en Valladolid en las vísperas de la Navidad de 1987, enfrentaba a Madrid y Barça, eternos y enconados rivales (más si cabe en aquellos años 80), con Lolo Sáinz y Aíto García Reneses en los respectivos banquillos. Los blancos habían eliminado en semifinales al Joventut de Reggie Johnson, Villacampa, Montero y Margall, mientras que los culés habían hecho lo propio con el Fórum Filatélico Valladolid que entrenaba Mario Pesquera.

El partido fue enormemente disputado, con alternativas en el marcador a favor de unos y otros, pero nunca con diferencias por encima de los diez puntos. Un intercambio de golpes del que tenía que salir un vencedor a los puntos. La dirección de Solozábal y Llorente, los triples de Epi y Sibilio por un lado, y Biriukov por otro, y el intenso duelo bajo los aros al que acostumbraban dos inolvidables colosos como Audie Norris y Fernando Martín contribuyeron a un magnífico espectáculo.

Un triple de Fernando Martín a falta de 1:47 había colocado al Madrid cuatro puntos arriba (79-83) y puesto el triunfo en bandeja para los blancos. Lo insólito de la acción (no era el tiro lejano precisamente la mejor faceta del mayor de los hermanos Martín) y el poco tiempo restante parecían el mazazo definitivo para los culés. Una canasta de Solozábal acercaba al Barça a dos (81-83) y una falta en ataque de Romay añadía emoción al asunto a falta de 36 segundos. El siguiente ataque azulgrana se saldó con penetración de Solozábal y personal de Llorente, muy protestada por el base madridista. Entonces, la jugada decisiva. Epi, Solozábal, Sibilio, Jiménez, de nuevo Solozábal, el balón volando y besando la red, los puños en alto, la Copa del Rey y la gloria.


1 comentario:

enepeí dijo...

¡Qué recuerdo de aquella emocionante noche, con 11 años, ante el televisor! Mis padres ya se habían acostado y mi madre se levantó a echarme la bronca por el alboroto que monté yo solo tras ese final.

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