La final de la Copa del Rey de la temporada 1987/88, disputada en Valladolid en las vísperas de la Navidad de 1987, enfrentaba a Madrid y Barça, eternos y enconados rivales (más si cabe en aquellos años 80), con Lolo Sáinz y Aíto García Reneses en los respectivos banquillos. Los blancos habían eliminado en semifinales al Joventut de Reggie Johnson, Villacampa, Montero y Margall, mientras que los culés habían hecho lo propio con el Fórum Filatélico Valladolid que entrenaba Mario Pesquera.
El partido fue enormemente disputado, con alternativas en el marcador a favor de unos y otros, pero nunca con diferencias por encima de los diez puntos. Un intercambio de golpes del que tenía que salir un vencedor a los puntos. La dirección de Solozábal y Llorente, los triples de Epi y Sibilio por un lado, y Biriukov por otro, y el intenso duelo bajo los aros al que acostumbraban dos inolvidables colosos como Audie Norris y Fernando Martín contribuyeron a un magnífico espectáculo.
Un triple de Fernando Martín a falta de 1:47 había colocado al Madrid cuatro puntos arriba (79-83) y puesto el triunfo en bandeja para los blancos. Lo insólito de la acción (no era el tiro lejano precisamente la mejor faceta del mayor de los hermanos Martín) y el poco tiempo restante parecían el mazazo definitivo para los culés. Una canasta de Solozábal acercaba al Barça a dos (81-83) y una falta en ataque de Romay añadía emoción al asunto a falta de 36 segundos. El siguiente ataque azulgrana se saldó con penetración de Solozábal y personal de Llorente, muy protestada por el base madridista. Entonces, la jugada decisiva. Epi, Solozábal, Sibilio, Jiménez, de nuevo Solozábal, el balón volando y besando la red, los puños en alto, la Copa del Rey y la gloria.
1 comentario:
¡Qué recuerdo de aquella emocionante noche, con 11 años, ante el televisor! Mis padres ya se habían acostado y mi madre se levantó a echarme la bronca por el alboroto que monté yo solo tras ese final.
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