miércoles, 28 de noviembre de 2012

Cuando el Atlético de Madrid metía canastas

Quinta
Walter Berry
A caballo entre los ochenta y los noventa, el baloncesto aún era un deporte de moda, aprovechando los últimos rescoldos del ardor ochentero que, impulsado por los éxitos de la selección española, había llegado a convertir los triples y los tiros libres en seria alternativa a los penaltis y los córners. Eran tiempos de proliferación de canastas en patios de colegio y de carruseles baloncestísticos radiofónicos los sábados por la tarde. Los niños soñaban con emular los triples de Epi y los contraataques de Iturriaga tanto como los goles de Butragueño. Jesús Gil y Gil había llegado en 1987 a la presidencia del Atlético de Madrid, con Paolo Futre bajo el brazo, y en un par de años destituyendo y contratando a entrenadores como si no hubiera un mañana no habían brotado los frutos deseados en forma de títulos. Fue entonces cuando se encaprichó del nuevo juguete de moda. Aunque los conocimientos de Gil sobre baloncesto no iban más allá de saber que había que meter una pelota por un aro, el presidente rojiblanco decidió que su club tendría una sección de baloncesto.

Construir un equipo desde abajo, ascendiendo categoría a categoría, año a año, con paciencia y tesón, no era una opción para el impaciente Gil. El primer intento, en 1989, fue comprar la plaza del CB Oviedo, que jugaba en Primera División, la segunda categoría del basket español. El objetivo era conseguir cuanto antes el ascenso a la Liga ACB, pero aquel equipo, entrenado por Mateo Quiros y comandado por el americano Terence Rayford y el veterano Quino Salvo, se estrelló estrepitosamente y descendió a Segunda División, tras caer en el playoff ante el Lagisa Gijón.

jueves, 15 de noviembre de 2012

La vida es eso que pasa entre disco y disco de Yo La Tengo


Yo La Tengo anuncian nuevo disco. Su título será Fade y estará en las tiendas de discos el 15 de enero. Leí la noticia esta mañana en algún medio digital y en seguida pensé que el trío de Hoboken es uno de los grupos de mi vida. Una de esas bandas cuya música te acompaña con el paso de los años, como ese amigo que siempre está ahí, en segundo plano, pero acude presto cuando lo necesitas. Tanto es así que casi diría que puedo ordenar los recuerdos fundamentales de mis últimos 20 años de vida en base a su discografía.

lunes, 12 de noviembre de 2012

A la perdición por una pulsera


“Sin embargo, de camino al bar pensé que todo acabaría mal. Parece absurdo, pero es cierto. No oía mis pasos, eran los de un hombre muerto”. La frase la pronuncia Walter Neff, el personaje interpretado por Fred MacMurray en Perdición, mediado el metraje del film. A MacMurray, a pesar de que todo ha salido bien, a pesar de que no hay ningún cabo suelto, le asalta de pronto esa molesta sensación. Nosotros, que hemos visto empezar la película, que hemos escuchado su confesión (“Yo lo maté. Lo maté por dinero y por una mujer. No conseguí el dinero ni tampoco a la mujer”) sabemos que su repentina impresión es fundada. Efectivamente, es un hombre muerto.

domingo, 11 de noviembre de 2012

La Quinta del Buitre

Todo empezó con un artículo de Julio César Iglesias en el diario El País. En dicho texto, publicado el 14 de noviembre de 1983 bajo el titular Amancio y la Quinta del Buitre, Iglesias hablaba de una generación de jugadores que maravillaban en el Castilla líder de Segunda División, entrenado entonces por Amancio Amaro. Esos futbolistas eran Miguel Pardeza, Emilio Butragueño, Rafael Martín Vázquez, Manolo Sanchís (hijo del defensa del Real Madrid ye-ye que ganó la Copa de Europa en 1966) y Miguel González del Campo, Michel. El título del artículo, que hacía mención a la Quinta del Buitre, tenía varias lecturas. Por un lado, la palabra quinta tenía un obvio significado generacional. Por otro, aludía a la quinta marcha de uno de esos jugadores, aquel apodado El Buitre (de ahí el nombre que inventó Julio César para bautizar a ese grupo de futbolistas). Ese jugador especial, como cualquiera que esté leyendo estas líneas ya sabe, no era otro que Emilio Butragueño.
Quinta

viernes, 9 de noviembre de 2012

Canción de viernes: La costa del soul (Lupi y los hermanos del soul)


Aunque no suficientemente explotada, la escena mod de los 80 en España tiene auténticas perlas a descubrir a poco que se escarbe un poco. Mientras en Madrid la movida quemaba etapas acelera y autodestructivamente, en diferentes ciudades de España aparecían escenas paralelas con The Who, The Kinks, Small Faces y The Jam como referentes musicales y Lambrettas, parkas, polos Fred Perry y corbatas finas como referentes estilísticos. Así fue como fueron emergiendo grupos en cada esquina del país. Desde Oviedo surgieron Los Murciélagos; desde San Sebastián, los Scooters; desde Albacete, Los Buenos y Albacete Pop-Art; desde Murcia, Los Ensayos, y desde Bilbao, Los Impebables. De León eran Los Flechazos, probablemente la banda que más repercusión tuvo y que más poso ha dejado con el paso del tiempo. Madrid también tuvo su escena, con grupos como Los Elegantes, Los Escándalos, Los Miserables, Los Potros o Pánico Speed, pero el núcleo más importante se ubicó en Barcelona, donde Kamembert, Brighton 64, Los Canguros, Los Negativos, Los Sencillos y Telegrama, aunque éstos eran procedentes de Badalona, firmaron algunas de las mejores canciones de la época.

martes, 6 de noviembre de 2012

La portería caída y nosotros, que nos emborrachamos tanto


Que quede claro: la culpa de que aquella noche acabáramos como acabamos la tuvieron unos cuantos integrantes de la grada sur del Bernabéu. Nosotros estábamos preparados puntualmente delante de la tele, con nuestras preceptivas cervezas, a las 20:45, la hora de comienzo del Real Madrid-Borussia Dortmund, el partido de ida de la semifinal de la Copa de Europa de aquel 1998. Fue entonces cuando unos cuantos cafres se encaramaron a las enormes vallas que separaban la grada del césped y éstas cedieron ante el ímpetu de los improvisados equilibristas. Como quiera que la valla estaba unida a la red de la portería mediante un par de cables, con el fin de mantener la red tensa, la puerta se vino abajo como un castillo de naipes por mor del maldito efecto dominó.

Rastreando las huellas futboleras de los Beatles


¿Eran los Beatles aficionados al fútbol? ¿A qué equipo animaban John, Paul, George y Ringo? ¿Charlaban entre ellos sobre goles, tácticas y penaltis cuando aparcaban los instrumentos? Medio siglo después del debut discográfico de la banda, estas sencillas cuestiones siguen sobrevolando la leyenda del grupo que cambió el rumbo de la música pop. Son muchos los que se han preguntado sobre las inclinaciones futboleras de los cuatro de Liverpool, pero no muchas las certezas encontradas. Aunque parece raro tratándose de cuatro jóvenes británicos de clase obrera en el Liverpool futbolero de los años 60, parece probado que a ninguno de ellos les interesaba mucho el fútbol. Ni en sus canciones aparecen apenas referencias futboleras ni existen demasiadas declaraciones en las que citen al deporte rey. Sin embargo, aun no tratándose de grandes aficionados, resulta difícil creer que no tuvieran algún tipo de filia por un club u otro, aunque sólo fuera por razones familiares, sentimentales o geográficas.