viernes, 14 de diciembre de 2012

Canción de viernes: Kamasutra (Los Gypsys)

Es posible que lo de los Nuggets hace tiempo se nos fuera de las manos. Y no estoy hablando de pollo, balanzas que escupen la realidad a la cara y sentimiento de culpa. Tampoco de baloncesto. Los Nuggets, como muchos sabrán, es el título corto de ese doble LP recopilatorio de subtítulo casi imposible de recordar -'Original Artyfacts from the First Psychedelic Era, 1965–1968'-, pero tremendamente descriptivo. El disco, publicado en 1972, contenía una selección de 28 grupos estadounidenses sesenteros de rock'n'roll, garage y psicodelia, realizada por Lenny Kaye, guitarrista de Patti Smith Group, a requerimiento de Jake Holzman, capo del sello Elektra.

Con el tiempo, aquel modesto doble recopilatorio de hits menores se fue convirtiendo en una franquicia. En los años 80 se editaron varios volúmenes temáticos (Punk, Pop, Acid Rock, Early San Francisco...) y, a finales de los 90, el LP doble se convirtió en una preciosa caja de 4 CDs que cuadruplicaba el contenido original, y que acaba de ser reeditada. No tardó en aparecer familia, reconocida o bastarda (a destacar la serie Pebbles). En el otro lado del océano surgieron unos primos cercanos ('Nuggets II: Original Artyfacts from the British Empire and Beyond, 1964-1969') y al final, a pesar de la peligrosa endogamia, la descendencia fue hermosa, abundante y aventajada: 'Children of Nuggets: Original Artyfacts from the Second Psychedelic Era, 1976-1995'. Con el carnet de familia numerosa en la maleta, la familia Nugget se fue de viaje y surgieron recopilatorios de este tipo en lugares como Brasil, Portugal, Rusia o Irán. Tanta fortuna ha hecho el término nugget que se ha terminado utilizando como etiqueta para definir un tipo de sonido concreto.

martes, 4 de diciembre de 2012

La felicidad es un gol de Mijatovic


Comentaba el otro día un amigo que uno de los momentos más felices de su vida había sido cuando Mijatovic marcó aquel gol en el Amsterdam Arena. Mi amigo es un hombre sensato, culto, inteligente, con dos carreras universitarias en su haber, un buen trabajo, padre de un hijo precioso, con una familia estupenda y bastantes amigos. Digo esto para dejar claro que no se trata de un hooligan obtuso ni de alguien vacío y asocial que no tiene más remedio que llenar su vida con lo que hacen veintidós tíos en un prado en pantalones cortos.

Escuchábamos sus palabras un tercer amigo y yo, futboleros y madridistas también, y asentimos cómplicemente. No solo entendíamos lo que nos estaba contando, sino que compartíamos su opinión al 100%. Claro que también era uno de los mejores momentos de nuestra vida. Estábamos hablando de la Séptima, joder. A los tres nos parecía lo más normal del mundo.

La estrella pop que jugaba al fútbol


Sucedió a mediados de los noventa. En una de esas tardes perezosas que pasábamos escuchando música y hablando de vete tú a saber, mi amigo Paco me enseñó un disco que de inmediato me llamó la atención por su portada. En ella aparecía la fotografía de un atractivo futbolista con los brazos caídos, camiseta roja, melena al aire y abundante barba. La instantánea parecía tomada en los años 60 y el contraste de las piernas embarradas del jugador con su imagen de Jesucristo cool resultaba impactante. Reconozco que en ese momento no tenía ni idea de quién era aquel hombre. Mi amigo puso el disco y, al instante, quedé prendado de las guitarras aceleradas y las melodías vivaces. El contenido estaba, como mínimo, a la altura del continente. En la tapa, junto al jugador con pinta de estrella del pop, aparecían tres letras: The Wedding Present.