viernes, 18 de enero de 2013

El ciclismo y nosotros, que nos quisimos tanto


Armstrong ha reconocido en una entrevista a Oprah Winfrey que se dopó sistemáticamente durante los años en que ganaba un Tour tras otro. "Mi cóctel era EPO, transfusiones y testosterona", afirma el tejano. Evidentemente, la confesión no ha cogido a nadie por sorpresa, pero supone otro clavo, quizás el definitivo, en el ataúd de un deporte que lleva tiempo moribundo. Los que hemos amado tanto este deporte, los que hemos vibrado con la belleza de finales en alto, sprints y abanicos, hace tiempo que nos sentimos dolidos y desamparados.

miércoles, 16 de enero de 2013

Última tarde en Highbury


Cuando alguien me pregunta mi opinión en el eterno dilema Beatles-Stones, yo suelo descolgarme decantándome por el tercero en discordia en esa élite sesentera del pop británico: los fantásticos y nunca bien ponderados Kinks. Mi respuesta, no lo negaré, tiene algo de boutade y de intentar salirme por la tangente, pero también contiene una gran parte de convencimiento. Amo cada disco de los Beatles (unos más que otros, claro) y disfruto enormemente con los Rolling Stones, pero si tuviera que elegir el grupo cuyas canciones me han hecho disfrutar más a lo largo de mi vida, seguramente ese sería el de los hermanos Davies. Soy consciente de que probablemente las otras dos bandas posean trayectorias más sólidas, pero aquí ya entramos en el terreno de las sensaciones, donde se mezclan gustos personales y recuerdos. “A los Beatles se les admira, a los Rolling Stones se les respeta, a los Kinks se les ama”. En cierta ocasión le escuché esta frase al periodista Diego Manrique. La firmo ahora mismo.