miércoles, 14 de octubre de 2015

Martín Vázquez y el sexo


“El mejor de la Quinta es Martín Vázquez”. Esta frase la repetían los entendidos durante aquellos años ochenta en que el Madrid ganaba Ligas sin parar y fracasaba una y otra vez en su asalto a la Séptima. Muchos consideraban que Rafael Martín Vázquez era el que tenía más talento de aquella generación, pero lo cierto es que era el único que no terminaba de hacerse sitio en el equipo titular, exceptuando a Pardeza, que terminó emigrando a Zaragoza cansado de luchar contra un mito, según su célebre frase. Salvando las distancias, Martín Vázquez era una especie de Guti: un futbolista de una clase excepcional al que los entrenadores no acababan de encajar, un talento singular que solía desesperar al impaciente Bernabéu. Salvando las distancias, repito.

jueves, 28 de mayo de 2015

Encadenados: una historia de amor convencional


Si se mira bien, la de Encadenados (Notorious, 1946) es una historia de amor de lo más convencional. El resto es secundario: la trama de espionaje, el uranio como McGuffin (un año antes de Hiroshima, ojo), la ambientación en la alta sociedad de Río de Janeiro, el progresivo envenenamiento, el pérfido nazi enamorado perdidamente (magistral Claude Rains), la madre controladora (como la señora Bates, pero algo menos ajada). Todo ello es accesorio, un decorado necesario y maravilloso. Lo verdaderamente, lo únicamente importante de la película es el idilio frustrado entre Alicia Huberman y Devlin, encarnados por Ingrid Bergman y Cary Grant, guapísimos y maravillosos los dos; imposible encontrar reparto más adecuado.

martes, 26 de mayo de 2015

Cuarenta días para olvidar, un verano de incertidumbre y un final feliz


Hay veces en que unas semanas aciagas pueden acabar con todo, pueden sepultar meses de felicidad y tirar por tierra un prolongado idilio. ¿Quién no ha tenido unas semanas horribles en su vida, unos días en los que todo estuvo a punto de saltar por los aires para siempre? El Real Madrid de baloncesto los sufrió entre mayo y junio de 2014, y estuvo en un tris de no contarlo. Lo que sucedió en esos días en los que todo de pronto pareció irse a la mierda nunca lo sabremos con exactitud, por mucho que especulemos. Lo único que sabemos es que una historia de ensueño terminó en pesadilla.

lunes, 16 de febrero de 2015

Nos vamos a separar


Hay un momento en el transcurso de una relación en el que te das cuenta de que todo ha terminado y por delante sólo queda pesar y melancolía, una agonía más o menos larga, más o menos desgarradora. Resulta un instante extremadamente lúcido y a la vez, precisamente por ello, extremadamente doloroso. A partir de entonces, la historia puede durar cinco minutos o incluso varios años, dependiendo del autoengaño y el miedo de cada cual (hay quien aguanta toda la vida; pocas cosas hay más jodidas que el vértigo a la soledad), pero desde ese instante eres consciente de que se acabó, sabes que la relación está muerta y que el punto final es sólo una formalidad dolorosa.