martes, 16 de noviembre de 2010

The Wedding Present en Granada (crónica sentimental en cuatro actos)

"Gedge ha escrito algunas de las mejores canciones de amor de la historia del rock. Puedes discutírmelo, pero yo tengo razón y tú estás equivocado"
John Peel


La obsesión
Un buen día, hace ya muchos años, un amigo me enseñó un disco cuya portada me cautivó. En ella aparecía George Best, el extraordinario, polémico y singular futbolista irlandés, vistiendo la encarnada camiseta del Manchester United, con la mirada perdida, brazos caídos, melena y barba de un par de semanas. Si la cubierta era impactante, el interior no le iba a la zaga. Guitarras aceleradas, melodías vivaces y amores post adolescentes. Urgencia punk y espíritu pop. El indie era aquello. Tener en mis manos un artefacto que, de algún modo, sintetizaba mis dos grandes pasiones -el fútbol y la música, los jugadores geniales y las guitarras, Best y el rock- resultaba emocionante. Desde entonces, The Wedding Present se convirtió en uno de mis grupos de referencia. Hasta hoy.

Parece mentira, por tanto, que, por una u otra razón, nunca hubiera asistido a un concierto de la banda de Leeds. Así que cuando me enteré de que su gira por España hacía escala en el Planta Baja de Granada no dudé en señalar la fecha del 9 de noviembre en rojo en mi agenda. Esta vez no se me iban a escapar. Mi aproximación al concierto, por tanto, era como la de un novio estoico que, tras años de noviazgo, espera ansioso la noche de bodas. Lo malo en estos casos es que las expectativas excesivamente altas pueden terminar arruinando la velada.

Los aniversarios
Noche de aniversarios. El concierto de Wedding Present estaba enmarcado dentro del 23º aniversario del pub Ruido Rosa, refugio granadino de rockeros y demás gente de mal vivir. Más de dos décadas sirviendo de punto de encuentro a amantes de la música y contribuyendo a la educación musical de granadinos y residentes eventuales en la ciudad de la Alhambra.

La segunda onomástica de la noche era la de Bizarro, el disco de Wedding Present cuyo 20º cumpleaños sirve de excusa para la presente gira. La celebración consiste en interpretar el disco completo en directo, algo que ya hicieron hace un par de años con George Best y se está convirtiendo en práctica habitual entre los grupos veteranos, desde Sonic Youth hasta Slint, pasando por Belle & Sebastian, Mercury Rev o Lagartija Nick. He de confesar que no me entusiasman este tipo de conciertos que reproducen un disco de pe a pa. Puede resultar una experiencia interesante en el caso de que uno haya visto muchas veces a la banda en directo, tocando todos los hits posibles, pero si uno se estrena con uno de sus grupos favoritos lo que desea es una sucesión de éxitos uno tras otro y le jode la posibilidad de no escuchar 'Everyone thinks he look daft', 'My favourite dress' o 'Dalliance'. Además, el ritmo interno de un disco es muy diferente al que exige un concierto y se antoja complicado conciliar ambos.

El concierto
Tras un viaje infernal con viento, lluvia y niebla, y tras comprobar que una cerveza con tapa a 1,30 aún no es una utopía en Granada, entramos en el Planta. La sala no está llena, lo cual es descorazonador pero digno de agradecer. Es triste que un grupo como The Wedding Present no llene a reventar una sala no demasiado grande, a pesar de que un martes no es el día ideal para un concierto y de la pésima meteorología, pero se agradece poder ver un concierto así sin estrecheces en primera fila. En el ambiente flotan algunas preguntas. ¿Tocarán Bizarro de principio a fin o desordenado? ¿Qué otras canciones acompañarán al disco homenajeado: hits de toda su extensa trayectoria, canciones de sus dos últimos discos, caras B de la era Bizarro? A las diez en punto sale a escena la banda y empiezan a despejarse dudas.

La primera canción es 'Heather', un rescate de Seamonsters. Bizarro, por tanto, tendrá que esperar. David Gegde, de negro riguroso, y su banda van picoteando aquí y allá en su discografía. Caen temas de George Best -la sensacional 'What did your last servant die of?'-, Saturnalia -'Real thing'- y el reciente Take fountain -inmensa 'Interstate 5'-. Una voz desde el público pide 'My favourite dress'. "Not tonight" contesta Gedge. Una pena. A la media hora de concierto, después de estrenar un tema inédito, empieza a sonar el inconfundible riff de guitarra de 'Brassneck'. Ahora sí, esto es Bizarro.


Lo que queda hasta el final es Bizarro de principio a fin en el orden en que fue grabado en su día. El concierto ya está lanzado y alcanza su punto álgido a la altura de 'Kennedy', uno de los grandes himnos del indie de principios de los 90. Intensidad, guitarras vertiginosas, cuerdas rotas (una, dos, tres). Si había alguna reticencia en cuanto al formato de concierto, ha saltado a estas alturas por los aires. Cuando el set enfila la recta final, Gedge anuncia los nueve minutos de la arrolladora 'Take me'. Imponente. Antes de cerrar con 'Be honest', David Gedge advierte que no hay bises. Da igual. Estamos más que satisfechos. Por otro lado, ya es hora de que alguien acabe con esa estúpida pantomima instalada en el mundo del rock.

El post concierto
Terminado el concierto, me dirijo hacia la inevitable parada en el puesto de merchandising. Cuando llego, David Gegde ya está allí, firmando autógrafos y haciéndose fotos. Serio pero solícito. Encima del mostrador, el vinilo con la imagen de George Best me llama a gritos. La tentación es demasiado fuerte como para resistirse. Con el LP ya en mis manos, le pido a Gedge que estampe su firma en él y nos hacemos una instantánea en la que apareceremos los tres (David Gedge, George Best y yo) para la (mi) posteridad.

Cuando enfilamos nuestros pasos hacia la puerta, Gedge continúa junto al chiringuito de merchandising. "See you in Seamonsters Tour", acierto a decirle. Recibo un lacónico "maybe" por respuesta. Bye, David. Después de todo, ha sido una primera vez memorable, pienso mientras encamino mis pasos, con mi vinilo de George Best autografiado bajo el brazo, hacia el lugar donde sirven la cerveza más fresquita del mundo.


Fotos: ©naftaliacemi

3 comentarios:

Blogatus dijo...

Muy de acuerdo en la frase "urgencia punk y espíritu pop". Muy de acuerdo en que se puede vivir sin bises. Y muy de acuerdo en que fue un concierto altamente satisfactorio (los vimos en Madrid). Un saludo!

Anónimo dijo...

Muy bueno tio!!!

Anónimo dijo...

¿Y la foto?

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