La selección brasileña, una de las grandes favoritas, debuta esta noche en el Mundial contra la modesta Corea del Norte, una de las cenicientas del torneo. Una selección desconocida y de nula experiencia internacional. ¿Nula? Bueno, no exactamente. Los norcoreanos ya tienen una experiencia mundialista. Fue hace muchos años y no les fue demasiado mal.
Corea del Norte se clasificó para el Mundial 1966 después de eliminar a Australia. En plena Guerra Fría y dadas las inexistentes relaciones diplomáticas entre Inglaterra, país organizador, y la estalinista República de Corea, su participación en el torneo llegó a estar en duda. Finalmente la selección asiática se presentó en Middlesbrough para debutar contra la Unión Soviética, encuentro que se saldó con una previsible derrota por 3-0. La segunda jornada les enfrentaba a Chile, que se adelantó en el minuto 26. Cuando el partido agonizaba y la eliminación de Corea del Norte parecía un hecho, se produjo el empate en el minuto 88. Aún estaban vivos en la competición. El pase a cuartos de final dependía de una victoria contra la Italia de Mazzola, Facchetti y Rivera. Un sueño. Una utopía.
Pero ocurre a veces que los sueños se cumplen. En el minuto 42 el coreano Pak Doo Ik superó al meta Albertosi con un disparo cruzado, colocando en el marcador un 1-0 que sería ya innamovible pese a los esfuerzos italianos. Los aguerridos jugadores asiáticos habían conseguido doblegar a una selección transalpina cuyo talento era muy superior, convirtiéndose en la primera selección asiática en vencer un partido mundialista. Doo Ik, cabo del ejercito hasta entonces fue ascendido a sargento y se convirtió en héroe nacional.
Consumada la gesta contra Italia, con Portugal como rival de cuartos, los norcoreanos se creían capaces de todo. Sobre todo cuando en el minuto 25 el marcador señalaba un sorprendente 3-0 favorable al equipo asiático. La repetición de la hazaña conseguida frente a Italia parecía al alcance de la mano. Hasta que apareció el fabuloso Eusebio y, con cuatro goles, puso las cosas en su sitio. El resultado final fue 5-3. El espejismo se había desvanecido. Daba igual. La historia del fútbol ya tenía una página reservada para aquellos esforzados jugadores.
Cuarenta y cuatro años después, Corea del Norte vuelve a un Mundial encuadrada en un grupo durísimo junto a Brasil, Costa de Marfil y Portugal. Tienen todas las papeletas para irse a casa con el casillero a cero victorias. Nadie apuesta por ellos pero, ¿quién sabe si no aparecerá un nuevo Pak Doo Ik?
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