martes, 5 de octubre de 2010

Discos para una isla desierta: Un soplo en el corazón (Family)

Algo se estaba cociendo en el underground español a finales de 1993. En cada esquina del país -Barcelona, Zaragoza, Gijón, Granada, Getxo...- surgían bandas con ganas e ilusión dispuestas a enterrar de una vez el apestoso cadáver de la Movida. En esas circunstancias llegó desde el norte un disco diferente y magnético, envuelto en una preciosa portada en tonos azules y verdes. En la parte inferior de la misma aparecía, en letras pequeñas, escrito el nombre del grupo: Family. Debajo de éste, más pequeño aún, con minúscula tipografía, se podía leer "un soplo en el corazón".

Aunque se les incluyó, más por coincidencia generacional que estilística, en aquella escena que se daría en llamar indie, en realidad Family poco tenían que ver con ella. En medio del mimetismo foráneo, el ruido y el inglés de BUP, ellos apostaban por un tecno-pop delicado, con letras sensibles y extrañamente cotidianas cantadas en inteligible castellano. New Order, sí; pero también Carlos Berlanga y Vainica Doble.

El principio de todo se llamó La Insidia, un grupo formado en 1983 por Javier Aramburu e Iñaki Gametxogoikoetxea junto al periodista Ricardo Aldarondo. Una vez disuelto el grupo, los dos primeros formaron El Joven Lagarto, banda que grabó una maqueta donde ya estaba el germen de lo que terminaría siendo 'Un soplo en el corazón'. Ya como Family grabaron otra maqueta -la mítica "maqueta plateada"- que llegaría a manos de Luis Calvo, un chico que entonces empezaba a cumplir su sueño de montar un sello discográfico. A Calvo le encantó aquella maqueta y logró que 'Un soplo en el corazón' fuera una de las primeras referencias de Elefant Records.

'Un soplo en el corazón' es el disco del aviador que no pudo evitar el volcán, del buen vigía, del extranjero que bordea Portugal, de los besos en espiral y los amores de verano con fecha de caducidad. Un disco que, como Catherine Deneuve o las gélidas rubias de Hitchcock, posee una fría belleza que atrae, emociona y, por qué no reconocerlo, a veces asusta un poco, pero que termina mostrándose cálido y acogedor. Un disco que desprende una feroz melancolía pero por cuyos resquicios se cuela también una incontenible vitalidad adolescente. En su interior conviven abedules con rascacielos, chicos en motocicleta con extranjeros que siguen el camino de Kerouac, viajeros con pesadas cargas con cohetes naranjas y estrellas pintadas de plata. Relatos de amor y evasión, costumbristas y fantásticos a la vez. Catorce historias perfectas en poco más de media hora.

Cuesta destacar alguna canción de un CD que ha vivido temporadas enteras en mi reproductor dando vueltas una y otra vez. Me quedo, si acaso, con la exquisita 'Nadadora' ("...bordeando en equilibrio toda la piscina por amor"), con 'Carlos Baila' ("ella dirá aquello que él no se atreve") y con la onírica y escapista 'Viaje a los sueños polares', canción emparentada -en mi cabeza, al menos- con 'De viaje', de Los Planetas, editada sólo unos meses después. Y me quedo, por supuesto, con ese hermoso y triste punto final que supone 'Martín se ha ido para siempre', el desolador retrato sobre el final de una relación donde "los dos intentan una despedida sin decir adiós". Como Martín, Family también se fue para siempre sin decir adiós, pero seguimos guardando para siempre este soplo en nuestro corazón. Aquí y en cualquier isla desierta.


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7 comentarios:

Manuel Márquez dijo...

Pues tendré que pegarle un "repaso", compa George, que para eso está San Spotify... Aunque a mí, de esa época, me tiran más La buena vida, o Le Mans, pero no por ello me dejan de parecer interesantes.

Un abrazo y buen día.

Nacholat dijo...

George sin duda éste es uno de los Best disco españoles de los últimos veinte años. Un disco que crece con los años. Esto es lo que el tecnopop español debió ser y no fué. El que se fueran sin hacer ruido casi como llegaron contribuye a aumentar el mito. A mi es un disco que me llena de melancolía. Es más me pareció un disco nostlagico ya en el 93, ahora 17 años después mucho más. Yo me quedo con Carlos Baila y con esos versos de El Bello Verano " tengo ganas de fiesta de que acabe el invierno, de volver a nadar en el mar, de soñar el verano ..."
Pd: De la obra gráfica de Aramburu, además de las muy nombradas portadas de Los Planetas, te recomiendo el libro infantil "Abezoo" que ganó todos los premios de ilustración hace unos años y que hoy yo sigo regalando a los hijos de mis amigos modernos. Abrazo

manu dijo...

Qué curioso, es uno de mis discos preferidos!
Aramburu se merece un bloger deniro, ya veremos cómo...

Spender dijo...

Mola cuando hay pequeñas coincidencias en este loco mundo que es "la internet".

http://llueverevolucion.wordpress.com/2008/12/29/discos-para-un-mundo-mejor-iv/

Saludos

Javier Martín dijo...

Manuel, a mí La Buena Vida y Le Mans también me parecen imprescindibles, pero este disco de Family tiene algo especial. Supongo que el halo de disco único, sin continuidad, también cuenta. Respecto a Le Mans, considero su trayectoria, ya desde Aventuras de Kirlian, impecable, con ese maravilloso final que es Aquí vivía yo. La Buena Vida de los 90 me encantan. Después creo que bajaron el nivel y pusieron el piloto automático.

Javier Martín dijo...

Lateral: Es una pena que casi nadie haya continuado esta estela tecnopop en España. Sólo Parade y sobre todo Dar Ful Ful, cuyo miniCD 'El artista adolescente' me parece delicioso. Incluso guardan similitudes con Family, pues también se disolvieron después de dicho CD y aunque ellos sí formaron otros grupos no fue igual. Creo que algún día voy a escribir algo de ellos.

No conocía ese libro. Lo buscaré. Un excelente regalo seguro :-)

Javier Martín dijo...

Manu, espero ansioso ese bloger de Niro de Aramburu ;-)

Spender, me gusta tu visión de Un soplo en el corazón. Maravillosas coincidencias, sí.

Saludos a todos y gracias por dejaros caer por aquí.

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