La peor noticia del amistoso de baloncesto disputado el domingo entre España y Estados Unidos no fue la mínima derrota (85-86) sino la lesión, a falta de menos de una semana del comienzo del Mundial, de José Manuel Calderón, que le obligará a perderse la competición. Raül López, pupilo de Scariolo en el Khimki ruso, ha sido el elegido por el seleccionador para sustituir al base de los Raptors.
Aunque la lesión de Calderón es un contratiempo importante para la selección, hay que celebrar que Raül López haya sido el elegido para el puesto. En primer lugar, me parece una decisión acertada desde el punto de vista estrictamente baloncestístico. España necesita un base puro que complemente a Ricky y Llul, jugadores muy jovenes y excesivamente impetuosos a veces, a pesar de la madurez que demuestra Ricky día a día. La veteranía y la visión de juego de Raül pueden ser claves en determinados momentos. Me alegro, además, de su inclusión definitiva en la lista porque siempre fue un jugador de extraordinaria calidad al que las lesiones maltrataron e impidieron que desarrollara todo el potencial que llevaba dentro. Tuvo que sustituir el físico con inteligencia, lo cual tiene mucho mérito.
Y me alegro porque siempre me pareció un hombre inteligente, sensato en sus declaraciones y, sobre todo, con un buen gusto literario y musical, lo cual no abunda entre sus compañeros de profesión, que aunque no tienen un gusto tan deplorable como sus colegas futbolistas, tampoco destacan en exceso por sus preferencias. Por eso es digno de aplauso que existan jugadores que se desmarquen de la mediocridad imperante.
Raül, en declaraciones a Público y Marca concedidas el año pasado, se confesaba admirador de Tom Waits y reconocía 'La conjura de los necios' como su libro favorito. Pero lo mejor es que ante la pregunta "¿por quién se cambiaría durante un día?" elegía a Keith Richards. ¿Las razones? "Por cómo es él, por ser quién es y por el backstage". ¿Es o no es un crack este hombre?
Digámoslo claro: un tío al que le gusta Tom Waits, disfruta con las maravillosas aventuras de Ignatius J. Reilly y sueña con meterse durante 24 horas en la piel del guitarrista de los Stones ("por el backstage", ojo al dato) merece ser campeón del mundo. Así sea.
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