Se jugaba la última jornada de la fase de grupos de la Eurocopa de 1984. España se enfrentaba a Alemania a la misma hora que Portugal y Rumanía, los dos otros equipos del grupo, hacían lo propio. El empate a cero en los dos partidos clasificaba a españoles y alemanes, por lo que a medida que pasaban los minutos se fue disipando el ardor ofensivo de ambas escuadras y se acabó estableciendo un tácito acuerdo de no agresión. En el minuto 81 marcó Nené para Portugal. En ese momento pasaban germanos y lusos y España estaba eliminada. Los hombres entrenados por Miguel Muñoz tenían menos de 10 minutos para remontar.
En un momento dado, no recuerdo si antes del gol luso o después (creo que esto último) se perdió la señal de televisión. España se estaba jugando su futuro en la Eurocopa y nosotros, impotentes, no podíamos verlo. Mi madre entonces encendió rápido un transistor y así pudimos seguir el desenlace del encuentro por Radio Nacional de España, la única emisora que se sintonizaba entonces con cierta nitidez en mi pueblo.
España paso a semifinales con un gol con el tiempo casi cumplido. Allí eliminó a Dinamarca y pasó a la final (el primer partido que vi en mi vida, por cierto, en una televisión en color, pero hoy no toca hablar de eso), que terminaría perdiendo con Francia, pero el recuerdo más vivo que guardo de aquel campeonato es el de toda la familia rodeando el transistor mientras el narrador (¿Juan Manuel Gozalo?) se desgañitaba cantando el gol de Maceda. Esa estampa constituye mi primer nítido recuerdo radiofutbolístico.
Desde ese momento la radio estuvo íntimamente ligada a mis vivencias futboleras. Tardes de domingo en mi infancia escuchando a Gozalo, Peláez y Brotóns en Tablero Deportivo (Gol en Las Gaunas, penalti en el Martínez Valero). Tardes adolescentes de estudio, encendiendo la radio cada cuarto de hora para seguir los resultados de los partidos (expulsión en el Carranza). Largos viajes en fin de semana en el coche familiar con el fútbol saliendo de los altavoces del coche (tarjeta en La Condomina). Solitarios viajes, tiempo después, conduciendo con la única compañía de Carrusel Deportivo y su inconfundible pitido cada vez que el balón entraba en la portería en cualquier campo (fuera de juego en el Francisco de la Hera, saque de esquina en Los Pajaritos). Inolvidables goles cantados con la guitarra rota desde la cabina de cualquier campo del mundo (inolvidable Paco González narrando el gol de Nayim). Partidos imaginados a partir de las narraciones que siempre eran más interesantes que los posteriores resúmenes de Estudio Estadio. Siempre la radio como telón de fondo de mis recuerdos futboleros.
No es mi intención tomar partido en la guerra que mantienen las radios con la LFP a propósito del canon que ésta quiere cobrar a aquéllas por retransmitir los partidos. No sé, ni me importa, de qué lado está la razón, en caso de que ésta se incline por un bando. En realidad, no es una medida que me afecte en exceso, pues hace tiempo que apenas escucho fútbol en la radio (salvo ocasionales viajes en fin de semana). Creo, por otro lado, que los carruseles radiofónicos están heridos de muerte desde el momento en que la dispersión de horarios los convierten en inútiles. Estas líneas, por tanto, sólo son un ejercicio nostálgico, un desahogo acaso. Recuerdos de una época (¿mejor?) que quedó atrás.
2 comentarios:
El gol de Maceda es también uno de mis primeros recuerdos futbolísticos. Mi hermano y yo estuvimos 24 horas reproduciendo en nuestro cuarto con un osito mimosín de peluche a modo de balón un gol que no habíamos visto. Él era el mayor, así que a él le tocaba ser Maceda y a mí Señor.
Cuando me dejó mi primera novia y el mundo era negro y cruel, la primera vez que dejé de compadecerme fue para escuchar un Real Madrid Betis de la última jornada de liga. Aquino marcó y nos metimos en la UEFA.
Un equipo muy apañado aquel Betis de Serra Ferrer de mediados de los 90. Ureña, Vidakovic, Stosic, el Toro Aquino, Cuéllar, Jaro de portero...
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