“¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales”.
"Una vez por semana, el hincha huye de su casa y asiste al estadio. Flamean las banderas, suenan las matracas, los cohetes, los tambores, llueven las serpientes y el papel picado; la ciudad desaparece, la rutina se olvida, sólo existe el templo. En este espacio sagrado, la única religión que no tiene ateos exhibe a sus divinidades. Aunque el hincha puede contemplar el milagro, más cómodamente, en la pantalla de la tele, prefiere emprender la peregrinación hacia este lugar donde puede ver en carne y hueso a sus ángeles, batiéndose a duelo contra los demonios de turno".
Eduardo Galeano, escritor uruguayo, autor de 'El fútbol a sol y a sombra'.
"El culto hispánico religioso ha cedido paso a una nueva fe, en la que los sacerdotes emergen desde una cavidad subterránea y ofician con el pie".
José Luis Sampedro.
"El fútbol me interesa porque es una religión benévola que ha hecho muy poco daño".
Manuel Vázquez Montalbán.
"El fútbol es una religión de diseño, así en Europa como en América y no puede permanecer sin Dios, porque al mismo tiempo es un poderoso comercio en manos de la televisión y de las marcas comerciales, en el que el público actúa como comparsa, como extra de superproducción de Hollywood, cuando Hollywood aún realizaba superproducciones. Pero esas cadenas de televisión y esas marcas saben que la supervivencia del fútbol depende de la corriente mágica que se establece entre los feligreses y los auténticos creadores capaces de ofrecer un instante mágico que será recordado y magnificado".
Manuel Vázquez Montalbán en
El fútbol y los dioses.
"Fue la mano de Dios".
Diego Armando Maradona,
futbolista divino, después de
marcar un gol a Inglaterra con la mano.
1 comentario:
¿Y el autobombo?
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