
Algo se estaba cociendo en el
underground español a finales de 1993. En cada esquina del país -Barcelona, Zaragoza, Gijón, Granada, Getxo...- surgían bandas con ganas e ilusión dispuestas a enterrar de una vez el apestoso cadáver de la Movida. En esas circunstancias llegó desde el norte un disco diferente y magnético, envuelto en una preciosa portada en tonos azules y verdes. En la parte inferior de la misma aparecía, en letras pequeñas, escrito el nombre del grupo: Family. Debajo de éste, más pequeño aún, con minúscula tipografía, se podía leer "un soplo en el corazón".
Aunque se les incluyó, más por coincidencia generacional que estilística, en aquella escena que se daría en llamar
indie, en realidad Family poco tenían que ver con ella. En medio del mimetismo foráneo, el ruido y el inglés de BUP, ellos apostaban por un tecno-pop delicado, con letras sensibles y extrañamente cotidianas cantadas en inteligible castellano. New Order, sí; pero también Carlos Berlanga y Vainica Doble.