Tu frialdad

Benzema y su frialdad (foto: shimmysugar)

La frialdad es una cualidad a menudo despreciada en el fútbol. Aficionados, periodistas y hasta entrenadores gustan de jugadores de sangre caliente, impetuosos y enérgicos. Se aplauden las carreras demagógicas y los excesos físicos aunque no sean realmente beneficiosos para el equipo. Se valora la sobreexcitación y se duda de la parsimonia y la serenidad. La inteligencia en el esfuerzo tiene peor prensa que el derroche inútil. Los jugadores de sangre fría son acusados de indolentes, apáticos e incluso insolidarios, sin reparar quizá en que esa frialdad en ocasiones es muy conveniente. En Argentina a estos jugadores les llaman pechofríos, creo recordar.

A esta categoría de futbolistas pertenece Benzema, el delantero madridista que esta noche, recién ingresado al campo, después de robar un balón en la banda izquierda y triangular con Ozil y Ronaldo, se internó con el balón en el área y, casi andando, dejó sentado a un jugador y continuó regateando en un eslalon paralelo a la línea de gol, hasta divisar vía libre entre su pie derecho y la portería. Entonces, con aparente indolencia, con aparente apatía, con aparente impasibilidad, con toda la sangre fría del mundo, Benzema golpeó sutilmente la bola, que entró mansamente en el arco tras colarse por debajo de las piernas del meta francés Lloris. El 0-1 que subió al marcador fue, por una vez, el triunfo de la frialdad. La que a muchos atormenta.