Todos los aficionados al boxeo en particular y al deporte en general conocerán la historia de Joe Frazier. El nacimiento en el seno de una familia numerosa humilde de Carolina del Sur. La partida a los 15 años en busca de un futuro mejor rumbo al norte, con destino en Nueva York, antes de asentarse definitivamente en Filadelfia. La medalla de oro en los Juegos de Tokio y la victoria ante Ellis que lo convirtió en el campeón mundial de los pesos pesados. El triple enfrentamiento frente a Muhammad Ali. El primer combate, en 1971, en el Madison Square Garden. La pelea del siglo. La victoria de Smokin' Joe a los puntos después de aquel fantástico gancho de izquierdas que mandó a Ali a la lona al principio del último asalto. La discutida derrota por puntos en la segunda pelea, tras haber perdido el cetro contra Foreman en Jamaica. Y por supuesto, el tercer combate contra Ali, el célebre "Thrilla en Manila", apasionante, brutal y dramático. Dos hombres pegándose al límite de sus fuerzas, exhaustos y magullados, manteniéndose en pie sólo por el deseo de ver al otro caer, sacando fuerzas de un combustible demasiado poderoso: el odio acumulado durante un lustro. Peleando como si no hubiera un mañana (pudo no haberlo para alguno de los dos) en medio de un calor insoportable. Frazier con su único ojo bueno tumefacto y Ali destrozado por dentro de tanto golpe. Entonces, al final del decimocuarto asalto, cuando ambos no podían más y Ali estaba a punto de rendirse, la decisión de Eddie Futch, el manager de Frazier, de arrojar la toalla. La gloria para Ali y el ocaso para Frazier, que apenas volvió a pelear después, que no volvió a ser el mismo sobre el ring.
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miércoles, 9 de noviembre de 2011
viernes, 12 de agosto de 2011
Canción de viernes: Do you love me
"You broke my heart 'cause I couldn't dance. You didn't even want me around and now I'm back, to let you know I can really shake 'em down".
Este fraseo que sale de los labios de Billy Gordon sirve como preludio a 'Do you love me', una de las canciones más célebres de la Motown, que se convirtió, en 1962, en el gran éxito del grupo The Contours. Ocurrió así pero pudo ocurrir de otra manera.
La canción fue compuesta por el propio Berry Gordy Jr, jefe e ideólogo de Motown. En principio, Gordy tenía planeado que la canción la cantaran The Temptations, pero en el momento de la grabación no los pudo encontrar y, para no perder tiempo, fueron The Contours los encargados de interpretarla. Esta era la forma de trabajar de Motown. Como una cadena en la que ningún eslabón es imprescindible. Una forma de trabajo en serie importada de las factorías de coches de Detroit, donde Gordy había trabajado antes de fundar la discográfica. Las canciones eran escritas por una serie de compositores y adjudicas por Gordy a los intérpretes que él pensaba que le podían sacar más jugo al tema. Si no se encontraba al grupo en cuestión, como es el caso, se adjudicaba a otro. Los grupos y solistas sólo eran un eslabón más en la cadena.
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viernes, 5 de noviembre de 2010
Canción de viernes: Come see about me (The Supremes)
Algún día hablaremos por aquí de la Motown, la discográfica que grabó en los 60 algunas de las mejores canciones de la historia del pop, el sello que inventó el sonido de la joven América, la fábrica de éxitos más impresionante que han conocido los tiempos. Algún día hablaremos de Berry Gordy, el cerebro que construyó una factoría -en el más estricto sentido de la palabra- musical que tenía en plantilla a decenas de compositores fabricando hits como churros que el propio Gordy iba asignando a los diferentes artistas del sello ('Please Mr. Postman' para Marvelettes, 'My Guy' para Mary Wells, 'Dancing in the street' para Vandellas, 'My Girl' para Temptations...). Algún día hablaremos también de Diana Ross, de su voz y su egocentrismo, de sus celos de las otras Supremes, de su relación con el capo del sello y de su obsesión por triunfar.
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