Sucedió hace más de una década, el 22 de abril del año 2000. El Madrid acababa de lograr una victoria sublime en Manchester el día en que
a Redondo se le ocurrió acercarse al área contraria y pisar la línea de fondo. En Liga las cosas no les iban tan bien a los blancos (estaban a cinco puntos del Deportivo de La Coruña, líder), pero la visita del modesto Racing de Santander al Bernabéu no debía presentar en teoría mayores complicaciones a un equipo que venía de impresionar en uno de los escenarios más majestuosos del fútbol mundial. En teoría.

La realidad fue bien distinta y gran parte de culpa la tuvo un pequeño delantero cántabro de 24 años que volvió loca a la zaga blanca con su velocidad, desborde y regate. Aunque no marcó aquella tarde, Pedro Munitis dio dos pases de gol y tuvo una actuación sobresaliente liderando la victoria del Racing en el Bernabéu por 2-4. Había nacido una estrella.
Con la vieja máxima de "si no puedes con tu enemigo únete a él", adaptada para la ocasión en "si no puedes con tu enemigo únelo a ti", Lorenzo Sanz no tardó en entablar negociaciones con el Racing para fichar a Munitis de cara al nuevo Madrid 2000/01, proyecto que él ya no encabezaría, aunque eso era algo que Sanz en ese momento estaba muy lejos de sospechar.