Vértigo, excitación, aceleración, tensión. Palabras que suelen usar los cronistas para referirse al juego del Real Madrid. Los de Mourinho viven el partido en un subidón permanente, sin darse apenas un respiro, sin concesiones al sosiego. Las propiedades de su oponente son muy diferentes. El Barça narcotiza el balón, su juego es relajante y agradable. Si el Madrid se gusta en el desenfreno, el Barça busca la tranquilidad y la armonía. Los blancos apelan a la euforia continua y los blaugranas a la calma. El Madrid, por paradójico que resulte, juega a rayas; el Barça, a chutes.
Ambas drogas, sin embargo, poseen peligrosos efectos secundarios. El tranquilizador bienestar que proporcionan los narcóticos resulta engañoso a largo plazo en caso de abuso. Uno corre el riesgo de terminar encerrado en su pequeño mundo y desdeñar lo que ocurre en el exterior. El placer inicial se puede transformar en desidia y amodorramiento. Con el tiempo deja uno de drogarse para disfrutar y termina viviendo para drogarse. Confunde el medio con el fin. Y acaba desdibujado, irreconocible. El problema de los excitantes es diferente. El exceso te puede hacer perder el control. Vivir en ese estado de permanente agitación no ayuda a mantenerse sereno, a conservar la calma en situaciones que así lo requieren. De la excitación al desquiciamiento hay a menudo un paso demasiado pequeño. Además, la resaca es horrible. El bajón que se experimenta es proporcional al subidón, pero multiplicado. Cuando los efectos euforizantes terminan sólo queda soledad, vacío y depresión (“no olvides que al despertar siempre hay cuchillos en el cajón”, entonaba Nacho Vegas en ese canto de amor y odio hacia la cocaína disfrazado de rutinaria historia de amor que es Blanca). Si no lo creéis preguntad en Milán a cualquiera que vista camiseta azul y negra. Ellos os dirán.
1 comentario:
Efectos secundarios al poder!!!
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