tag:blogger.com,1999:blog-48224863165986065172024-03-05T07:51:28.943+01:00BELFAST BOYFÚTBOL, MÚSICA POP Y OTRAS HISTORIASAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/03055795108856854164noreply@blogger.comBlogger6125tag:blogger.com,1999:blog-4822486316598606517.post-69997409588838145572012-04-09T21:53:00.000+02:002012-04-29T20:46:37.598+02:00Discos para una isla desierta: Échate un cantecito (Kiko Veneno)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHz7l3A_wGntbhLUc56GvTdPAU-5TxnH7Ho5PQTwy4DW71nY9iFPS35x2I3iJgw5V5Jdxpw9Qc4Wri3wM2kVXRr-Kxc6DhNH6CajOkFJ9yOYW6lULZPSADHn9E0lqxwhNMi0nRcGaXC5BZ/s1600/kiko+veneno.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="293" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHz7l3A_wGntbhLUc56GvTdPAU-5TxnH7Ho5PQTwy4DW71nY9iFPS35x2I3iJgw5V5Jdxpw9Qc4Wri3wM2kVXRr-Kxc6DhNH6CajOkFJ9yOYW6lULZPSADHn9E0lqxwhNMi0nRcGaXC5BZ/s400/kiko+veneno.jpg" width="400" /></a></div>
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<b>Kiko Veneno</b> ya había publicado en 1977 un disco único e imprescindible. Bajo el título de 'Veneno', un catalán que se había enamorado en Estados Unidos de <b>Dylan</b> y <b>Zappa</b> (Kiko) y dos gitanos flamencos del polígono de las 3.000 viviendas de Sevilla (los hermanos <b>Rafael</b> y <b>Raimundo </b><b>Amador</b>) habían parido una bella, disparatada y estimulante anomalía, un trabajo ignorado en su día y reivindicado años después como la obra maestra que es. El disco de la <a href="http://www.kikoveneno.net/index.php?option=com_content&view=article&id=319&Itemid=188&b6e3cd3050d66ece9c9571860dc22139=5a282e1eda0dfc3dc72c1888c77c0e2d" target="_blank">censurada piedra de hachís</a> en la portada era demasiado raro, iconoclasta y rompedor para los flamencos ortodoxos, pero tampoco los rockeros lo aceptaron a la primera. Una cosa era el rock andaluz de <b>Smash</b>, <b>Triana</b> y <b>Lole y Manuel</b> y otra la extravagancia que se habían sacado de la manga estos tres chalados. Rock con guitarras de palo y flamenco con guitarras eléctricas. Inspiración y locura. A raudales.<br />
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<a name='more'></a><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0hp2_hn_0UH8uS1zRbeYEAYIUhI11ng3jpmiyysc-Bab8JiumnuFRBVki32IAKx6vmuXiZueiwc4PaIlCCcBPRz23mxIFpiCuBOPiWcrYY2ZviQd-dfBCsPsdwMVSogg0RVM-ciyTLiJI/s1600/kiko+y+raimundo.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0hp2_hn_0UH8uS1zRbeYEAYIUhI11ng3jpmiyysc-Bab8JiumnuFRBVki32IAKx6vmuXiZueiwc4PaIlCCcBPRz23mxIFpiCuBOPiWcrYY2ZviQd-dfBCsPsdwMVSogg0RVM-ciyTLiJI/s320/kiko+y+raimundo.jpg" width="320" /></a></div>
<b>Veneno</b> (el grupo) saltó por los aires a los seis meses de la publicación del disco, un poco por la escasa atención y otro poco porque no podía ser de otra manera, porque tres genios en ebullición, dispersos y volátiles, eran demasiado para aquella olla a presión. Los Amador montaron <b>Pata Negra</b> y, con su sabia e inédita mezcla de flamenco, rock y blues, fundaron sin quererlo, junto a unos jóvenes y aún creíbles <b>Ketama</b>, aquello que se dio en llamar <i>Nuevo Flamenco</i>, sin ser conscientes de las barbaridades que bajo tal etiqueta se perpetrarían años después. Kiko (José María López Sanfeliu según su DNI), por su parte, publicó varios discos irregulares, alternando cal y arena, buscando la inspiración esquiva, el duende escurridizo. Entre tanto, ayudó a cimentar el personaje de <b>Martirio</b> y compuso un inmortal hit para <b>Camarón</b>: 'Volando voy'. Cuando Raimundo, harto de su hermano, abandonó Pata Negra en 1989, se unió a Kiko para intentar recuperar el espíritu del 77. El resultado fue 'El pueblo guapeao' (1989), un disco opaco con algún hallazgo menor, a años luz de lo que juntos habían logrado años antes. Más de una década después de aquel fulgor, Kiko parecía definitivamente perdido en un impotente quiero y no puedo, condenado a ser un eterno <i>outsider</i>, uno de esos artistas empeñados en no demostrar el caudal de creatividad que se les supone. Fue entonces cuando se cruzó en su camino <b>Santiago Auserón</b>.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDQg7ciQ341Cou-KdNH53txZhq6L4PPUQpi5cWKU1H1uibphI7xF6cKSuIwTwhdXAopHWJkCSbr_CgtfBPPgaJVaLzG3UnCa3Fg8gVtenLoiV2upK2_pdgQ9cjbk-gaveInjvoDmytV4e1/s1600/kiko+veneno+juan+perro.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDQg7ciQ341Cou-KdNH53txZhq6L4PPUQpi5cWKU1H1uibphI7xF6cKSuIwTwhdXAopHWJkCSbr_CgtfBPPgaJVaLzG3UnCa3Fg8gVtenLoiV2upK2_pdgQ9cjbk-gaveInjvoDmytV4e1/s320/kiko+veneno+juan+perro.jpg" width="265" /></a></div>
Kiko y Santiago se conocían de la época de la Movida -ambos aparecieron en el inolvidable programa <a href="http://www.rtve.es/television/la-bola-de-cristal/" target="_blank">La Bola de Cristal</a>- y se volvieron a encontrar en el cambio de década, cuando Auserón estaba finiquitando Radio Futura y Veneno no sabía qué hacer con su talento enquistado. Auserón vio un enorme potencial en las canciones que Kiko le enseñó y le animó y aconsejó, sugiriéndole que grabara con <b>Joe Dworniak</b>, que había sido productor de Radio Futura. Alguien completamente ajeno a los cánones flamencos en los que Kiko se solía mover. A pesar de ello, aceptó la recomendación de Auserón en lo que se terminaría revelando como una decisión acertada y crucial.<br />
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Con el disco ya en la calle, Auserón y Veneno emprendieron una gira por toda España bajo el nombre de 'Kiko Veneno y Juan Perro vienen dando el cante'. En ella el ex Radio Futura insinuaba lo que sería su posterior carrera en solitario, mientras que Kiko se centraba en su recién estrenado trabajo. Al calor de la fama del mayor de los Auserón, las canciones de 'Échate un cantecito' empezaron a ser conocidas por el público. La leyenda se estaba fraguando. A partir de la gira y gracias al boca a boca, el disco de Kiko, pese de la escasa promoción por parte de la compañía, fue creciendo y creciendo hasta hacerse un hueco preferente en el imaginario de la música popular española.
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'Échate un cantecito' (1993) está lejos de la disparatada y experimental libertad de 'Veneno'. Si pensamos que los discos (y, por extensión, cualquier manifestación artística) reflejan el estado de ánimo de sus creadores, hemos de suponer que el Kiko exhuberante y excesivo de 1977 se ha asentado y ha encontrado una cierta tranquilidad en 1993. Aquí no hay desvaríos ni audaces improvisaciones, sólo canciones. Maravillosas canciones, que no es poco, a las que Dworniak sabe dotar de un sonido limpio y luminoso.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrNt0SJMHB4rlmSLYAw3LgOUupdbkfE0Z9g7faDJZ_fm6Aa55mHXuSlUZ7swbqLXTV3toPGuvWpyD-xeMKNHmYf84lmpl8mly3yxdOPOu-rIGEUqe6klayKq1nrhdvS7fm8ktFIi1dtwpZ/s1600/kiko+veneno+2.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrNt0SJMHB4rlmSLYAw3LgOUupdbkfE0Z9g7faDJZ_fm6Aa55mHXuSlUZ7swbqLXTV3toPGuvWpyD-xeMKNHmYf84lmpl8mly3yxdOPOu-rIGEUqe6klayKq1nrhdvS7fm8ktFIi1dtwpZ/s200/kiko+veneno+2.jpg" width="200" /></a>El espíritu surrealista que impregnaba 'Veneno' aparece aquí tan sólo en ligeras pinceladas (en 'Salta la rana' es quizás donde más se manifiesta), transformado en una extraña cotidianidad donde caben encuentros inesperados con antiguos amores, evocadoras manchas en la sábana, añorados pelos en la ducha, incendios interiores y papel albal capaz de conseguir que el cielo que se ilumine. Pero 'Échate un cantecito' es también -y sobre todo- un disco de personajes. De personajes tiernos y peculiares. Por ahí andan el melancólico Lobo López, el mensajero que porta una enigmática carta sin nombre, ese Joselito entre patético y entrañable que sólo busca un sitio donde le dejen cantar, el tipo del Mercedes blanco (de lunares el pañuelo) y todo el tropel que se pasea por 'Superhéroes de barrio'.<br />
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Entre los surcos de un trabajo sin fisuras destacan tres perlas estratégicamente distribuidas. Abriendo el álbum, la historia del Lobo López, el lobo bueno que se reencuentra accidentalmente con su amada y es incapaz de confesarle cuánto la echa de menos (<i>"por no hablar a tiempo estaba sufriendo, su amor se le iba"</i>). Ya metidos en harina, a la altura de la tercera pista, aparece 'Echo de menos', la canción de amor-desamor definitiva, la que contiene las metáforas más simples y certeras (ese muro de metacrilato, esas telarañas por las costuras) y la que refleja de manera brillante en unas pocas palabras lo puñetera y voluble que es la naturaleza del amor y, en definitiva, del ser humano: <i>"Lo mismo te echo de menos, lo mismo que antes te echaba de más"</i>.<br />
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Para el final queda reservada 'En un Mercedes blanco', la rumba salvaje que arranca con un Mercedes blanco llegando a la feria del ganado y acaba destrozando cintas de hierro y cromo al bailar como tú sabes. El apoteósico y genial epílogo a un disco complejamente sencillo, hermoso y vital.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4822486316598606517.post-18733990514299466832012-02-24T01:57:00.000+01:002012-02-24T02:21:32.683+01:00Discos para una isla desierta: So tonight that I might see (Mazzy Star)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgW3cly1UoHJ2oN1Ic4UMjjBB9kdnEp88hxwu_2GUECkjpohBRgBEFH-fG41LU263xLjvUKk5LIZZsq3cY76l0tf7G1rLxJ3EAGlkxw1oG_2nXitvWdVt1KrM7UlB6uUusaywcOp1fwLDaN/s1600/david-and-hope-03.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="298" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgW3cly1UoHJ2oN1Ic4UMjjBB9kdnEp88hxwu_2GUECkjpohBRgBEFH-fG41LU263xLjvUKk5LIZZsq3cY76l0tf7G1rLxJ3EAGlkxw1oG_2nXitvWdVt1KrM7UlB6uUusaywcOp1fwLDaN/s400/david-and-hope-03.jpg" width="400" /></a></div>
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No recuerdo bien si fue 'So tonight that I might see' (1993) o 'Among my swan' (1996) el primer disco que escuché de <b>Mazzy Star</b>. Eran mediados de los noventa y un amigo me dejó uno de ellos. Sí recuerdo perfectamente que me quedé absolutamente prendado por las melodías al ralentí y la voz de la cantante, así que le inquirí a mi amigo por más datos de la banda y me pasó el otro disco. Con el tiempo me hice también con 'She hangs brightly' (1990), completando así una estupenda trilogía de psicodelia oscura y sosegada, con un pie en el country, otro en el folk y la cabeza en el blues.<br />
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<a name='more'></a>Cuesta elegir un disco de una trilogía tan redonda y homogénea. Quizás 'So tonight that I might see', con ese desarmante arranque que es 'Fade into you' gane por media cabeza a sus dos compañeros. En él está todo lo que hizo grande a Mazzy Star: las atmósferas sugerentes, la voz perezosa y sensual, los ritmos narcóticos, el slowcore y la mirada a <b>Galaxie 500</b> y a la <b>Velvet Underground</b> más calmada.<br />
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Mazzy Star nació de las cenizas de <b><a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Opal_(band)">Opal</a></b>, una banda formada por la bajista y vocalista <b>Kendra Smith</b>, antigua componente de <b>Dream Syndicate</b>, y <b>David Robak</b>, exguitarrista de los muy recomendables Rain Parade. En 1989 Smith abandonó el grupo, siendo sustituida por <b>Hope Sandoval</b>. Y aquí llegamos al quid de la cuestión. Porque, amables lectores, camufladas mis intenciones bajo la etiqueta <i>Discos para una isla desierta</i>, he de confesar que en realidad yo he venido aquí a hablar de la chica.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhP_Dx8POHn6xrWq6XeBTjrvRO3RKCNw5qXOPIURcGfuL39lmA0JDx3w3_5lwqfsnJFLopN5mpow2qFks-UwLEO_FiSvoh4vXh04iPnOxdEWT_mLSKr9-kjV61SQbnt6KZwTTKrskkfXi-h/s1600/hope-sandoval-48.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhP_Dx8POHn6xrWq6XeBTjrvRO3RKCNw5qXOPIURcGfuL39lmA0JDx3w3_5lwqfsnJFLopN5mpow2qFks-UwLEO_FiSvoh4vXh04iPnOxdEWT_mLSKr9-kjV61SQbnt6KZwTTKrskkfXi-h/s320/hope-sandoval-48.jpg" width="231" /></a>Yo ya había quedado cautivado por la música ensoñadora y deliciosa de Mazzy Star y por esa voz femenina lánguida y perezosa cuando puse imagen, supongo que en algún rockdelux de la época, a esa voz. El amor a primera vista existe.<br />
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La belleza de Hope Sandoval nada tenía que ver con la de la mayoría de <i>frontwomans</i> del mundo del pop-rock y sí mucho que ver con la música del grupo al que prestaba su voz. Porque su belleza era etérea, tierna, delicada y dulce, al tiempo que algo fría y distante. Hablando claro: al ver sobre el escenario a <b>Deborah Harry</b> (la Debbie de los buenos tiempos), <b>Britta Phillips</b>, <b>Sarah Cracknell</b>, <b>Kim Gordon</b> o <b>P.J. Harvey</b> uno siente el deseo de follárselas. Su atractivo es eminentemente sexual. Sin embargo, la presencia de Hope Sandoval -tan menuda, tan frágil, tan hermosa- provoca el deseo de abrazarla. A Hope no queremos darle sexo (no sólo, al menos, y en ningún caso sexo salvaje y desapasionado), sino ternura. Queremos pasear con ella rodeándola de la cintura y ver una puesta de sol. Creo que se me entiende.<br />
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Mazzy Star es ese grupo que escuchas una tarde de invierno al calor de la chimenea mientras miras, con una taza de café humeante entre las manos, cómo la lluvia se estrella contra los cristales de tu ventana. 'So tonight that I might see' es el disco que pones ese domingo por la mañana que no te apetece salir de la cama y te deleitas en tu propia pereza, negándote a levantar la persiana y alargando el momento de enfrentarte más allá de los confines de tus sábanas.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdZpZZ9lOYG8kjoPBXIhwqROcY9MSCRN1f1V1xfYhmu8qqMX_AjPI5R6XgDkB7ZwctcGzH_YaKVwRaFj1Gpvjo_Albq4KCTABjhQLWXhvkJAUSY0AYJ6IHsQ9gwpQSl_bVAFeI-LUGJgjk/s1600/hope.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdZpZZ9lOYG8kjoPBXIhwqROcY9MSCRN1f1V1xfYhmu8qqMX_AjPI5R6XgDkB7ZwctcGzH_YaKVwRaFj1Gpvjo_Albq4KCTABjhQLWXhvkJAUSY0AYJ6IHsQ9gwpQSl_bVAFeI-LUGJgjk/s320/hope.jpg" width="249" /></a></div>
Los discos de Mazzy Star me hicieron fiel compañía durante muchas horas a finales de los 90. Después, poco a poco, fueron quedando atrás en mis preferencias. Tras 'Among my swan' el grupo entró en un largo letargo. Hope Sandoval siguió su carrera grabando un par de discos con<b> The Warm Inventions</b>, pero yo le perdí un poco la pista. Eran buenos discos, en los que ella seguía cantando con la dulzura de siempre. Yo me los cruzaba y los escuchaba con cariño e interés, pero no existía ya la pasión de antaño. Ahora Mazzy Star vuelven con un single y gira para 2012 (tocarán en el Primavera Sound). <a href="http://super45.net/noticias/mazzy-star-vuelve-con-nuevo-single-escuchalo-aqui">Las dos canciones editadas hasta la fecha</a> conservan el sonido clásico de la banda, el que me hizo amarlos (amarla) hace más de una década. Quizás, después de todo, no sea tarde para recuperar aquel antiguo idilio.<br />
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Son casi las dos de la mañana y los ojos se me cierran mientras intento finalizar este texto. En cuanto pulse el botón <i>Publicar</i> me pondré el pijama, me meteré en la cama, tapado hasta la nariz, acomodaré los auriculares a mis orejas y colocaré en el reproductor 'So tonight that I might see'. A la altura de 'Five string serenade', cuando Hope can<span style="font-family: inherit;">te <i>"a</i><span style="background-color: white; font-style: italic; line-height: 17px; text-align: left;">nd while I'm playing for you, i</span><span style="background-color: white; line-height: 17px; text-align: left;"><i>t could be raining there too"</i>, el sueño me habrá vencido ayudado por el arrullo de su preciosa voz. Esta noche soñaré con ella.</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: white; line-height: 17px; text-align: left;"><br /></span></span><br />
<span style="background-color: white; line-height: 17px; text-align: left;"><iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="http://www.youtube.com/embed/zL8MhL2Ix1Q" width="420"></iframe></span><br />
<span style="background-color: white; line-height: 17px; text-align: left;"><br /></span><br />
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<li><span style="line-height: 17px;"><a href="http://open.spotify.com/album/5K18gTgac0q6Jma5HkV1vA">'So tonight that I might see' en Spotify</a></span></li>
</ul>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4822486316598606517.post-17213385218038768052011-07-27T09:59:00.002+02:002011-11-30T00:41:58.986+01:00Discos para una isla desierta: Automatic for the people'Out of time' fue el disco que obró el milagro, el trabajo que dio a conocer a R.E.M al gran público. Pero no era ni mucho menos el primer álbum de la banda, sino el séptimo desde que en 1983 publicaran 'Murmur'. Hasta 'Out of time', R.E.M. era un grupo que nadaba, con mayor o menor fortuna, por las aguas de <i>underground</i>. No eran unos desconocidos para el público <i>enterado</i>, pero sí para la gran masa.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQZtL_Uz2ZrfgoyjXtxE-RX7WDuqY8bsUNJ-HAbQjUMrs0neKKK6TanfFZ9H4eh0cPNjASi0ssVzY0IUWlOin6h2Mwpqg1TKuYC4Xy4LgCbapUW_D2MpM9mSYMDBxwHP3ymyKb_spDA7HL/s1600/rem.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQZtL_Uz2ZrfgoyjXtxE-RX7WDuqY8bsUNJ-HAbQjUMrs0neKKK6TanfFZ9H4eh0cPNjASi0ssVzY0IUWlOin6h2Mwpqg1TKuYC4Xy4LgCbapUW_D2MpM9mSYMDBxwHP3ymyKb_spDA7HL/s320/rem.jpg" width="293" /></a></div><br />
Pero algo cambió en 1991, al editarse el referido disco. Sus vídeos empezaron a aparecer en la entonces influyente MTV y las copias del álbum se empezaron a vender como rosquillas. Impulsados por esa obra mayor que lleva por nombre 'Losing my religion' y por una canción resultona, saltarina y tontorrona -Stipe y compañía no tardaron en renegar de ella- como 'Shiny happy people', el todavía entonces cuarteto de Athens abría la década con un conjunto de canciones notables que los elevaron al altar de los <i>grupos independientes y honestos que hacen lo que les da la gana y venden la tira de discos</i>, compartiendo espacio con Nirvana y U2, que ese mismo año editaban 'Nevermind' y 'Achtung baby'.<br />
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<a name='more'></a>La duda era entonces cómo sería el segundo paso. ¿Serían capaces de repetir el éxito comercial sin comprometer el nivel compositivo? ¿Optarían por un disco más accesible que les asegurase el beneplácito de su nueva ola de fans? ¿Serían capaces de resistir la presión de sacar un trabajo a la altura de 'Out of time'? Pues bien, el siguiente paso se llamó 'Automatic for the people' y despejó de un plumazo todas las incógnitas.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIFzBt1hHZDOcsP8jEx1z_d-WL23EGe9bfCKCaTaYV5HdAe6NIdry-WH1bxaD_Ty31TzPzTLio-BEDKpsaX5poMtW8QGdmtx9kTM9K1amvyCXkN6TvX9LbQNhj8OD3m4S5LsaIsbLGPik9/s1600/remautomatic.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="196" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIFzBt1hHZDOcsP8jEx1z_d-WL23EGe9bfCKCaTaYV5HdAe6NIdry-WH1bxaD_Ty31TzPzTLio-BEDKpsaX5poMtW8QGdmtx9kTM9K1amvyCXkN6TvX9LbQNhj8OD3m4S5LsaIsbLGPik9/s200/remautomatic.jpg" width="200" /></a></div>Y se despejan desde la primera pista del disco. Porque empezar con los cuatro minutos y medio de 'Drive' es hacerlo con una canción mayúscula, a la altura, cuanto menos, de 'Losing my religion'. Una munición demasiado valiosa, pudiera pensarse, para gastarla nada más empezar el disco. Sería un pensamiento oportuno, si no fuera porque el resto de disco posee un verdadero arsenal. A la altura de 'Drive', se yergue la perturbadora y estremecedora 'Everybody hurts' (<i>"When the day is long and the night, the night is yours alone. When you're sure you've had enough of this life, well hang on. Don't let yourself go, 'cause everybody cries and everybody hurts sometimes"</i>), una canción llena de soledad y vacío, pero también de esperanza y amistad. Una canción con la que es imposible no emocionarse a menos que se tenga el corazón de pedernal. Pero se trata de una emoción simple y pura, no una emoción inducida en el oyente mediante sentimentalismo barato, mediante frases afectadas y arreglos grandilocuentes.<br />
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Las citadas 'Drive' y 'Everybody hurts' son las dos cumbres de un disco sobrado de grandes canciones. Ahí están, por citar algunas, 'The sidewinder slepps tonite', lo más parecido a un <i>hit</i> contenido en el álbum; 'Ignoreland', una crítica furibunda a la ignorancia y estupidez de la América profunda y lo segundo más parecido a un<i> hit</i> que existe en el disco; 'Star me kitten', balada tierna y desencantada; 'Man on the moon', genial aún hoy pese a su sobreexposición; 'Nightswimming', con su delicioso piano; y 'Find the river', precioso y oportuno punto final.<br />
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<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="390" src="http://www.youtube.com/embed/pudOFG5X6uA" width="480"></iframe><br />
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R.E.M. no sólo habían conseguido mantener intacta la calidad que atesoraba 'Out of time', sino que habían dado un importante salto y se habían sacado de la manga su mejor trabajo. Cuando la mayoría esperaba un disco más fácil para instalarse definitivamente en el mainstream, ellos editaron un ramillete de canciones difíciles, introspectivas y de instrumentación austera. Poco radiables, en definitiva. Dudoso combustible para radiofórmulas y MTV. Lo asombroso es que, yendo a la suya y sin buscarlo en modo alguno, R.E.M. repitieron el éxito comercial de su disco anterior e incluso lo superaron. Lo que parecía un suicidio comercial se convirtió en todo lo contrario. Un caso digno de estudio.<br />
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'Automatic for the people' es un disco tan jodidamente grande que, después de él, el probado talento de R.E.M no ha vuelto a alumbrar otra obra de igual calado. Aunque han logrado una supervivencia más que digna -nada que ver con otros dinosaurios del rock-, nunca se han acercado a la grandeza de aquel disco de 1992. La trayectoria posterior de la banda se asemeja al perfil de una etapa pirenaica del Tour de Francia, llena de picos cada vez más espaciados, unos más altos que otros. Ocurre que, antes de todas esas cumbres, Stipe, Mills, Buck y Berry (que abandonó en 1997) habían coronado el Tourmalet. Esa cumbre mítica e insuperable es 'Automatic for the people', un disco que cautiva y emociona de principio a fin, escucha tras escucha. Equipaje de primera necesidad para cualquier mochila que lleve por destino una isla desierta.<br />
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<ul><li>Escucha 'Automatic for the people' en <a href="http://open.spotify.com/album/006Qsi10luS9xEBAcIWGTf">Spotify</a> o <a href="http://grooveshark.com/#/playlist/Rem+Automatic+For+The+People/57503657">Grooveshark</a></li>
</ul>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4822486316598606517.post-2243602086663448012011-01-31T20:59:00.004+01:002012-01-23T19:20:42.336+01:00Discos para una isla desierta: Una semana en el motor de un autobús (Los Planetas)Imagínate que, desesperado tras una ruptura sentimental, te sumerges en la búsqueda de todo tipo de sensaciones que te alivien el dolor, para terminar descubriendo que todos esos bálsamos artificiales no son la solución; que la verdad no está ahí fuera, sino en el interior de tu mente. Este es, a grandes rasgos y contado con brocha gorda, el argumento de 'Una semana en el motor de un autobús', el disco conceptual -consciente o accidentalmente- que Los Planetas se sacaron de la manga en 1998.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg08aYfLtnCyfeL80qbEzDjyuDh8DBPLCICzzegT4IuX1t2WFRj1hGXg4YfBZGVXdY8MmQJTEapkZfPLO2wN-HQCdgovGjKwMu5SfYv9Zao3VPoKejsZz9tqz2bY7f4FTBruaEbmRLb018_/s1600/una+semana.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="176" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg08aYfLtnCyfeL80qbEzDjyuDh8DBPLCICzzegT4IuX1t2WFRj1hGXg4YfBZGVXdY8MmQJTEapkZfPLO2wN-HQCdgovGjKwMu5SfYv9Zao3VPoKejsZz9tqz2bY7f4FTBruaEbmRLb018_/s200/una+semana.jpg" width="200" /></a></div>El álbum llegó en el momento más difícil. 'Pop' (1996) no había sido el éxito comercial que su discográfica presumía e incluso el entusiasmo de la crítica se había enfriado algo respecto a su disco de debut, el inmenso 'Super 8' (1994). A ello se sumaban los problemas internos de la banda. May, bajista desde la fundación del grupo, había abandonado, al igual que Raúl Santos, efímero batería de la época de 'Pop', y los escarceos con las drogas empezaban a resultar problemáticos. Con todo en contra, Los Planetas grabaron en Nueva York un disco que era una especie de ahora o nunca. Ellos contra todo: la discográfica, la inercia autodestructiva del propio grupo, el escepticismo de todos y el desvanecimiento del sueño independiente en España. Si habéis escuchado el disco, ya sabéis quién ganó la batalla.<br />
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<a name='more'></a>Las canciones entregadas por la banda no terminaban de convencer a una recelosa RCA y tuvieron que componer, a contrarreloj, 'Segundo premio', arranque a la postre del disco. Al escuchar 'Una semana en el motor de un autobús' uno se da cuenta de cuan acertada fue, por una vez, la decisión de los directivos de la discográfica. Porque 'Segundo premio', con esa batería contundente de Erik y la voz dolida y de J, es el mejor inicio posible. Una canción de desamor donde, sin llegar a los límites alcanzados años después en 'Pesadilla en el parque de atracciones', el rencor da miedo: <i>"si esto te hace daño, si te puede hacer sufrir ha servido para algo al menos para mí"</i>. El deseo, ruin pero humano, de hacer sufrir a la persona que te ha abandonado, aunque, en realidad, lo que estés deseando es que suene ese maldito teléfono.<br />
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La ruta del despecho continúa en la guitarrera 'Desaparecer' (<i>"si te esfuerzas puedes desaparecer"</i>) y 'La playa', con su pop perfecto y su algo pueril historia de celos veraniegos, pero a la altura de 'Parte de lo que me debes' ya no quedan fuerzas para odiar y sólo queda aflicción y pesar por el tiempo perdido: <i>"ahora pienso en lo estúpido que fui, las fuerzas que gasté, el tiempo que perdí"</i>. Entonces llega la búsqueda del alivio, el hedonismo como analgésico, la inmersión en las drogas, desde la relajación narcótica de 'Toxicosmos' o 'Laboratorio mágico' hasta la excitación de 'Cumpleaños total'. La perezosa 'Linea 1' enfila la recta final mostrando el inevitable arrepentimiento que acompaña a la resaca (<i>"iba a hacerlo esta mañana, levantarme de la cama, comprar algo de comida, ordenar por fin mi vida"</i>), que termina quedando en nada (<i>"y después pensé mejor que no y puse la televisión, subí a pillar un poco más; después de todo esto no está mal"</i>). Las voces infantiles no hacen sino aumentar la sensación de desasosiego. Los casi diez minutos gloriosos de 'La Copa de Europa', con la melodía inflamándose entre arreglos de cuerda, son el punto y final perfecto. La revelación dolorosa y definitiva: <i>"cuánto tiempo he perdido ahí afuera, cuánto por descubrir en mi cabeza"</i>. <br />
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</div><div style="text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="youtube-player" frameborder="0" height="390" src="http://www.youtube.com/embed/YkxKCOpDJPY" title="YouTube video player" type="text/html" width="480"></iframe></div><br />
'Una semana en el mejor de un autobús' es el mejor disco de los granadinos porque presentan a Los Planetas de siempre -ahí están los hits inmediatos (hasta cinco singles potenciales: 'Segundo premio'. 'La playa', 'Desaparecer', 'Ciencia ficción' y 'Cumpleaños total'), la psicodelia oscura, las temáticas recurrentes (desamor, evasión), las prístinas guitarras de Florent-, pero más inspirados que nunca. Todo ello aderezado con la contundencia a la batería de Erik, recién incorporado a la banda tras abandonar Lagartija Nick. Un disco tóxico, como advierte la acertada portada de Javier Aramburu, porque si te sumerges en él quedas inoculado para siempre de su contagioso y malsano virus.<br />
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Así es 'Una semana en el motor de un autobús', un disco esencial para toda una generación de post-adolescentes que en su día sentimos reflejados fielmente nuestros anhelos, inseguridades, inquietudes y miedos, como si esas canciones estuvieran escritas para cada uno de nosotros. Por eso ha sido un disco muy importante en la vida de tantos que sentimos, aún hoy, casi trece años después, la necesidad de volver a él regularmente. Y por eso seríamos muchos los que lo escogeríamos, sin dudarlo, para llevárnoslo a una isla desierta.<br />
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<ul><li>Escucha <a href="http://open.spotify.com/album/1mKYDmOkGg46TMEfdTGts1">'Una semana en el motor de un autobús</a>' en Spotify.</li>
</ul>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4822486316598606517.post-54353356543166178562010-11-25T01:24:00.001+01:002010-11-25T01:32:18.373+01:00Discos para una isla desierta: Spanish dance troupe (Gorky's Zygotic Mynci)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh06ffwyidoi4vnx3zg_x3zp1E42CS8aEsHDoOhQUvryRh6acvCg7XaCUb4BoP0Wo4-tLqpPSYoP0XiCtWyxz7A1PAhBreW5dE63WJD0BSMCs86VLYhyphenhyphenUBDT5VlD-smuC9wo2jvaxc-MpqG/s1600/spanish+dance+troupe.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="193" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh06ffwyidoi4vnx3zg_x3zp1E42CS8aEsHDoOhQUvryRh6acvCg7XaCUb4BoP0Wo4-tLqpPSYoP0XiCtWyxz7A1PAhBreW5dE63WJD0BSMCs86VLYhyphenhyphenUBDT5VlD-smuC9wo2jvaxc-MpqG/s200/spanish+dance+troupe.jpg" width="200" /></a></div><br />
Cuando los aparatosos y cegadores fuegos artificiales del brit pop de mediados de los noventa se extinguieron, el firmamento del pop británico quedó despejado y nuestras pupilas, dilatándose lentamente para acostumbrarse de nuevo a la apacible oscuridad, pudieron vislumbrar algunos astros que antes eran difícilmente perceptibles. Así fue como, en un rincón perdido de la bóveda celeste, encuadrada en la pequeña galaxia Gales, pudimos apreciar el destello de una pequeña estrella. No era la más brillante, pero poseía un peculiar resplandor que la hacía especialmente atrayente. Su extraño nombre era Gorky's Zygotic Mynci.<br />
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<a name='more'></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaJv0Be1g9DsYuNtmxJbZVeupQ_5kTSA0CEyKH16cPf4-pBrHa9e4E17oVe0XCVC7yJrXcPNUqGH3nCKym12UoIZz9pJtsRJG237arwaPmcbEO5d9bDPk5YOrIQobcA7JmGuq2kQyipWS8/s1600/gorkys.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaJv0Be1g9DsYuNtmxJbZVeupQ_5kTSA0CEyKH16cPf4-pBrHa9e4E17oVe0XCVC7yJrXcPNUqGH3nCKym12UoIZz9pJtsRJG237arwaPmcbEO5d9bDPk5YOrIQobcA7JmGuq2kQyipWS8/s1600/gorkys.jpg" /></a>Cuando en 1999 vio la luz 'Spanish dance troupe', el sexto disco de estudio de Gorky's Zygotic Mynci, la banda ya había abandonado en parte los delirios psicodélicos de sus inicios y empezaba a ahondar en ese folk delicado que marcaría su últimos trabajos. Es por esto que 'Spanish dance troupe' es el mejor disco de los galeses. Porque contiene la mezcla precisa de locura y calma, de feísmo y belleza, de furia y ternura. El violín de Megan se pasea aquí y allá, ora melancólico, ora afilado. Todo esto ya aparecía en 'Barafundle' (1997) y 'Gorky 5' (1998), pero aquí el nivel compositivo ha subido un escalón y el grupo se encuentra en un fértil estado de gracia.<br />
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En el disco convive el delirio rockista de 'Poodle rockin'' con el aroma country de 'Faraway eyes', el arrebato de 'Hair like monkey theet like dog' con la frágil belleza de 'Over & out' y 'Murder ballad', el ritmo de 'Desolation blues' con una vaporosa gema pop como 'Hallaway' y exquisitos paisajes instrumentales como 'Drws' o 'The fool' con esa canción de cuna que se atisba en 'Don't you worry'.<br />
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Pero, por encima de todas ellas, pasado el ecuador del disco, se alza majestuosa 'Spanish dance troupe' (la canción), la historia de alguien que, harto de la rutina, decide abandonar la lluvia y el frío norteño para viajar por España enrolado en una compañía de baile (flamenco, se supone). Un precioso cuento con final feliz. Una canción cuya encantadora melodía se adhiere a tu piel y te va calando lentamente hasta el tuétano.<br />
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<div style="text-align: center;"><object height="344" width="425"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/hG6yOcUfjO8?fs=1&hl=es_ES&color1=0x5d1719&color2=0xcd311b"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/hG6yOcUfjO8?fs=1&hl=es_ES&color1=0x5d1719&color2=0xcd311b" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object></div><br />
'Spanish dance troupe' es uno de esos grandes álbumes pequeños que te acompañan discretamente durante los años y, cuando te das cuenta, se ha convertido en uno de los discos de tu vida. Un disco de una belleza imperfecta y singular. No se trata de pirotecnia efímera y banal, sino de algo mucho más hermoso y perdurable.<br />
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<ul><li><i>Escucha <a href="http://open.spotify.com/album/3OfgECKWvA1AqL0AD9ws3r">'Spanish dance troupe'</a> en Spotify. </i></li>
</ul><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4822486316598606517.post-33346290250306411812010-10-05T01:11:00.000+02:002010-10-05T01:11:05.580+02:00Discos para una isla desierta: Un soplo en el corazón (Family)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisBJqU4uXL7hwd-niyCOXWkFQ0IHg97WXXNuiPkcPi-jbapn0JcZs2Zn2QyFSD657U_J1-i8jKbLEWKjIoelOiGth_dE20J5BBP4nc109ouuiKwJNZwK_ILvmHKOuuwD53HTNDYjCCtm7Y/s1600/un+soplo+en+el+coraz%C3%B3n.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="199" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisBJqU4uXL7hwd-niyCOXWkFQ0IHg97WXXNuiPkcPi-jbapn0JcZs2Zn2QyFSD657U_J1-i8jKbLEWKjIoelOiGth_dE20J5BBP4nc109ouuiKwJNZwK_ILvmHKOuuwD53HTNDYjCCtm7Y/s200/un+soplo+en+el+coraz%C3%B3n.jpg" width="200" /></a>Algo se estaba cociendo en el <i>underground</i> español a finales de 1993. En cada esquina del país -Barcelona, Zaragoza, Gijón, Granada, Getxo...- surgían bandas con ganas e ilusión dispuestas a enterrar de una vez el apestoso cadáver de la Movida. En esas circunstancias llegó desde el norte un disco diferente y magnético, envuelto en una preciosa portada en tonos azules y verdes. En la parte inferior de la misma aparecía, en letras pequeñas, escrito el nombre del grupo: Family. Debajo de éste, más pequeño aún, con minúscula tipografía, se podía leer "un soplo en el corazón".<br />
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Aunque se les incluyó, más por coincidencia generacional que estilística, en aquella escena que se daría en llamar <i>indie</i>, en realidad Family poco tenían que ver con ella. En medio del mimetismo foráneo, el ruido y el inglés de BUP, ellos apostaban por un tecno-pop delicado, con letras sensibles y extrañamente cotidianas cantadas en inteligible castellano. New Order, sí; pero también Carlos Berlanga y Vainica Doble.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><a name='more'></a>El principio de todo se llamó La Insidia, un grupo formado en 1983 por Javier Aramburu e Iñaki Gametxogoikoetxea junto al periodista Ricardo Aldarondo. Una vez disuelto el grupo, los dos primeros formaron El Joven Lagarto, banda que grabó una maqueta donde ya estaba el germen de lo que terminaría siendo 'Un soplo en el corazón'. Ya como Family grabaron otra maqueta -la mítica "maqueta plateada"- que llegaría a manos de Luis Calvo, un chico que entonces empezaba a cumplir su sueño de montar un sello discográfico. A Calvo le encantó aquella maqueta y logró que 'Un soplo en el corazón' fuera una de las primeras referencias de Elefant Records.<br />
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'Un soplo en el corazón' es el disco del aviador que no pudo evitar el volcán, del buen vigía, del extranjero que bordea Portugal, de los besos en espiral y los amores de verano con fecha de caducidad. Un disco que, como Catherine Deneuve o las gélidas rubias de Hitchcock, posee una fría belleza que atrae, emociona y, por qué no reconocerlo, a veces asusta un poco, pero que termina mostrándose cálido y acogedor. Un disco que desprende una feroz melancolía pero por cuyos resquicios se cuela también una incontenible vitalidad adolescente. En su interior conviven abedules con rascacielos, chicos en motocicleta con extranjeros que siguen el camino de Kerouac, viajeros con pesadas cargas con cohetes naranjas y estrellas pintadas de plata. Relatos de amor y evasión, costumbristas y fantásticos a la vez. Catorce historias perfectas en poco más de media hora.<br />
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Cuesta destacar alguna canción de un CD que ha vivido temporadas enteras en mi reproductor dando vueltas una y otra vez. Me quedo, si acaso, con la exquisita 'Nadadora' (<i>"...bordeando en equilibrio toda la piscina por amor"</i>), con 'Carlos Baila' (<i>"ella dirá aquello que él no se atreve"</i>) y con la onírica y escapista 'Viaje a los sueños polares', canción emparentada -en mi cabeza, al menos- con 'De viaje', de Los Planetas, editada sólo unos meses después. Y me quedo, por supuesto, con ese hermoso y triste punto final que supone 'Martín se ha ido para siempre', el desolador retrato sobre el final de una relación donde <i>"los dos intentan una despedida sin decir adiós"</i>. Como Martín, Family también se fue para siempre sin decir adiós, pero seguimos guardando para siempre este soplo en nuestro corazón. Aquí y en cualquier isla desierta.<br />
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<i>Compra <a href="http://www.elefant.com/cart_change.php?con_id=1246">Un soplo en el corazón</a>.</i><br />
<i>Escucha <a href="http://open.spotify.com/album/0XmSVwHuTHRnwy8pvfD0vs">Un soplo en el corazón en Spotify</a></i>Unknownnoreply@blogger.com7